1 noviembre, 2009

La Caradura de la Justicia

Category: suciapolitica — pepe @ 19:14


Una máxima de la democracia y el estado de Derecho es que todos somos iguales ante la ley. Pero desde las propias instancias judiciales e retuerce a gusto esa premisa en interés del siempre poderoso don dinero. El último ejemplo, que es el que me lleva a golpear las letras del teclado, es el caso de los detenidos en la operación “Pretoria”, un flagrante caso de corrupción urbanística que se salda, por ahora con varios detenidos VIP como  el  alcalde de Santa Coloma y un par de altos cargos de Jordi Pujol.

La emisión de las imágenes por la televisión en las que aparecen estos presuntos ladrones de guante blanco  esposados ha desatado indignación en unas instituciones tan representativas como el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) y la consellería de Justicia. Consideran que aparecer esposados y con una bolsa de basura azul para sus pertenencias está muy mal y atenta contra la dignidad de los detenidos y con sorna apunta María Jesús Alegret presidenta de TSJC que no está prevista la pena del paseillo o la pena del telediario en el Código Penal.

Imagino que los conocimientos jurídicos de esta señora pasan por la idea básica enunciada anteriormente de que todos somos iguales ante la ley, pero lo dudo, porque nunca se le escucho a tan respetable presidenta alzar la voz cuando terroristas, maltratadotes, ladrones de bancos o violadores salieran el la televisión esposados camino de prisión. Y si lo hizo fuese quizá en el paseillo de su casa, donde nadie la escuchó.

También han pasado por alto los gerifaltes de tan nobles empresas judiciales que hasta que no haya una sentencia condenatoria todo ciudadano es inocente. Tanto los VIP como los cutres, tanto los suyos como los que no lo son. Y todos deberían tener el mismo derecho a que se respetase su dignidad, tanto si salen en la tele como si no.

Sin embargo, si me parece una falta de respeto hacia toda  la gente pretender que los detenidos de la clase política salgan de la audiencia como el que va a un crucero  con sus trajes de Pertegaz en  Samsonite de lujo. Se pone de relieve una vez más, y esta vez desde una institución jurídica, que no todos somos iguales ante la ley.