El hawaiano Obama lo primero que ha hecho después del espectaculazo de la toma de posesión es firmar el cierre de Guantánamo. Un gesto que le honra, me dirás, querido y asiduo lector. Si, no está mal y lo agradecerán los pobres desgraciados que allí se encuentran, pese a que su futuro siga marcado y más que dudoso. Pero ese gesto le da al presidente un prestigio mayor que el esfuerzo que le quita. Guantánamo es el símbolo del horror de la blanca cruzada de calzoncillos limpios contra el terrorismo moro y sucio. Cerrar ese campo de concentración es un golpe de efecto mediático con el que el hawaiano pretende entrar en la Casa Blanca de buen rollito. La similitud entre el ascenso de Obama y Zapatero es en este caso más que una ilusión, cuando ambos llegan a la presidencia después de un nefasto presidente anterior que se había ganado los odios de gran parte de su población. Jose Luis Zapatero, un completodesconocido para la mayoría que le votó fue aupado como manera de quitarnos de encima al terrible Aznar y lo primero que hizo fue tratar de deshacer el inmundo cambalache que había organizado su antecesor. Firmó la retirada de tropas de Irak, que estaba en su programa electoral y todos estuvimos felices de que nuestro presidente fuera tan integro y tan valiente. Fue un gesto como el de Obama ahora, de respeto a una supuesta legalidad, de caracter publicitario que no verdaderamente pacifista, como pudimos comprobar cuando poco después se hinchaba a mandar tropas a Afganistán porque la ONU así lo ordenaba. Barak Obama ha ganado porque los americanos están saturados del extremo republicanismo de Bush, del que Maccain no ha sido capaz de quitarse de encima, como le ha pasado a Rajoy con Aznar. Pero no olvidemos que los demócratas tienen en su historial un buen currículo bélico de extorsiones, intromisiones, invasiones y violaciones internacionales y algunos de los que rodean al nuevo presidente llevan varias décadas haciendo de las suyas en las esferas de la alta política, como para creer que el “Yes We Can “ va a ser el “Otro Mundo es Posible” que tradujo Saramago anteayer.
Cuando hablamos de miles de muertos en Irak, Afganistán o Palestina, de poco valen y menos reparan gestos que dejan fuera a los responsables de esas masacres y corren velos evitando la acción de la justicia. Aznar debiera ser juzgado, como Bush y condenado por asesinos. La retirada de tropas o el cierre de Guantánamo son maniobras publicitarias que en vez de demostrar la fuerza o grandeza de un gobernante demuestra la debilidad del mismo frente a los verdaderos poderes fácticos.
Pan y circo, aunque cada vez menos pan y más circo.