6 febrero, 2014

La obscenidad disipa la decencia

Category: suciapolitica — pepe @ 00:00

La mesa esta puesta y la comida lista. Mandamases  del partido gobernante se reúnen para comer ufanos después de  celebrar la convención nacional del Partido Popular en la ciudad de Valladolid . El restaurante, de postín y buen gusto ofrece a tan distinguida clientela una completa y suculenta comida con los más variados platos de la tierra. Buenos caldos riegan las copas de fino cristal y los brindis se suceden al calor de las risas y el fino ambiente.
Cinco calles más allá, en esta ciudad castellana, ha acabado una manifestación de protesta contra el paro y los desahucios, contra la precariedad, la crisis y la pauperizacion de la sociedad, en definitiva contra la política del gobierno liberal del PP.  Varias decenas de personas conscientes e informadas de la celebración que la plana total del partido lleva a cabo a tan solo unas manzanas deciden acercarse a hacerse oir  ante los que son considerados como cómplices y responsables de esta situación en que vive la gran mayoría de los españoles. Es una oportunidad de oro de ejercitar ese derecho constitucional que es la libertad de expresión y decididos y alegres van llegando ante las puertas del restaurante.

Una muralla de antidisturbios les acompañan a la espera de órdenes concretas respecto a esta improvisada concentración.
En el restaurante la sensación de paz y concordia, de artificial auto complacencia no puede ser mayor. Los presidentes y sub presidentes, los ministros y viceministros, los delegados y subdelegados y hasta los adjuntos y pelotadjuntos no cesan de alternar las palabras vacías con los tenedores llenos, las palabras fraternales con los susurros sibilantes, la carne con el pescado, la avaricia con el hartazgo, la traición con la adulación.  
El adjunto a consejero delegado de seguridad es discretamente informado de que una turba de manifestante se dirige a su encuentro y con rictus de disgusto y mohin de desprecio aparta el cochinillo de su tenedor para, con cuatro palabras ser tajante: las órdenes son claras y terminantes . Por casualidad y de improviso se escucha un eructo entre la distinguida asistencia que clama con el contraste de los esclarecidos  cargos, las elegantes ropas y el aroma dulzón de los perfumes caros.
A fuera la poquísima multitud se va juntando, personas mayores, de mediana edad y jovenes, miembros de colectivos sociales como Parados en movimiento o el 15M comienzan a gritar en contra de las políticas del gobierno. Enarbolando su único instrumento de ataque, la palabra, provocan el odio de los perros cortijeros que tienen enfrente armados de porras y pistolas hasta los dientes. 
El restaurante, escaleras abajo y con unos grandes muros exteriores es ajeno al movimiento  de policia y manifestantes. El segundo del Partido entona un brindis y las risas de las damas de mechas rubias y los caballeros de melena acaracolada no consiguen que pase inadvertido varios estámpidos  aerófagos de entre  los mismisimos asistentes. La comida es copiosa y gusta de nadar en la abundancia. 
A poco de que la gente comenzase a gritar, la muralla de antidisturbios, tantos en número o más como los manifestantes, se lanza sin miramientos a su cometido. Golpes, gritos, cabezas abiertas, ingles aplastadas. Chillidos de dolor, de pánico y de rabia.  La indignación trata de hacerse oir pero la policia es sorda a las súplicas y ciega cuando golpea. Señores inofensivos de sesenta años, periodistas sin acreditar o estudiantes menores de edad son golpeados y arrastrados fuera de lo que empieza a dibujarse como perimetro de seguridad en torno al restaurante.
Y ahora unas palabras del presidente que son recibidas con aplausos de manos blandas y enjoyadas. Los pedos son cada vez más sonoros y los eructos se van generalizando entre los comensales a esta magnifica cena. El vino y la comida grasienta va dejando manchas en las panzas de los politícos mientras la embriaguez del poder va transformandose en delirio.
El dispositivo de seguridad en torno al restaurante es de varias manzanas alrededor del mismo. El perimetro, conquistado con crueldad, metro a metro,  hematoma a hematoma, consigue garantizar la seguridad de los participantes en la convencion del partido Popular. La sopresa y el dolor físico va dejando paso al miedo que se instala en los huesos de los participantes en la improvisada protesta. La policía arrasa, una mujer de sesenta años cae herida de gravedad con hemorragia cerebral. La policía actúa con enconado rencor y hasta se permite insultar mientras batalla , como a aquel hombre de cincuenta años al que un agente de no más de veinticinco años escupió llamándole » parásito social».  Prepotencia , abuso de fuerza, desproporción , cobardía , ensañamiento. Locura. Escapar. 
En la larga mesa de honorificos politicos casi no se escucha palabra alguna, siendo un fragor de regüeldos, vomitos, pedos y eructos el que llena la noble sala. Los devueltos esparcidos por todos los lados dan un olor agrio que no parece asombrar a tan ilustres invitados. Todos, el que más o el que menos, desde el consejero central del Partido hasta la ministra más delicada está tirándose pedos y echando sonoras deposiciones. El olor a putrefacción se puede masticar como una nube negra que envuelve las medallas, los cargos ministeriales, las jerarquías del partido, el organigrama de gobierno y la corte de pelotas sentados todavía en la mesa de la vergüenza y la sucia política .

Mientras tanto la gente huye sin consuelo , sin mirar atrás , rodeando la espontánea zona cero con terror a  ser pisoteados de nuevo y detenidos. La huida es a la carrera, sin dignidad,con frustración y rabia. Con el único de deseo de que todo pase o y vencer el miedo que sólo el que lo ha vivido sabe de qué se trata, las personas que querían hacerse oír por los gobernantes se disuelven en el anónimo entramado callejero del mediodía en el centro de Valladolid .

Dentro la obscenidad es insoportable.  Afuera la decencia ha sido desalojada y se evapora en el aire libre.

Entrada basada en los hechos acontecidos en Valladolid el día dos de febrero de 2014
Video recogido por un vecino

2 comentarios

  1. Salud de Brasil! Hola Pepe a responder algunas de correo electrónico?

    Comment by Bakuninista — 11 febrero, 2014 @ 11:36

  2. Se te olvidó mencionar su slogan «En la buena dirección», con el que me he permitido un vacile y un chistecito gráfico en mi muro de facebook…

    Comment by Raúl — 3 marzo, 2014 @ 15:31

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