14 septiembre, 2007

La hoguera de la monarquía

Category: Anecdotario — pepe @ 13:55

Hace muchos años, en la era preinternauta, mi amigo Santiago Ochoa me mandaba un montón de cosas por correo ordinario: pese a que vivíamos relativamente cerca él no dejaba de enviarme recortes de prensa, pegatinas o artículos curiosos mediante el sistema del sobre y el sello. Yo reconocía sus cartas entre otros motivos por la colocación del sello al revés, es decir boca abajo. Hasta hace poco era habitual que los sellos que comprabas en el estanco fueran de los reyes de España y en esas estampas veías a un Juan Carlos o una Sofía jovencitos en plena transición y de varios colores. El efecto que creaba en un sobre poner a Juan Carlos al revés era sutil pero poderoso: no llamaba la atención pero si caías y te fijabas no había lugar a equívocos, pues parecía que habían colgado de los pies a nuestros venerables monarcas. Desde entonces hasta la última carta que envié, que no recuerdo que siglo fue, yo también tome esa simpática costumbre antimonárquica, que no republicana.

Ayer fue el Rey a Gerona y en la prensa burguesa salen fotos de una protesta llevada a cabo por independentistas catalanes. En éstas quemaron unas fotos de los Reyes. Quemar una imagen es algo que tiene una repercusión visual poderosísima, ya sea la de Bush Zapatero, Mahoma, los Reyes británicos o el mismísimo Winnieh de Pooh. Es algo inmediato, como un puñetazo efectista al estómago que tiene algo de akelarre y voodoo. Las manifestaciones de protesta con este tipo de acciones ganan mucho en colorido y contenido radical y no es de extrañar por tanto que a la visita de los sangreazulados primeros del reino, cualquier buen asesor de imagen apueste por esta clase de propuestas.

Debería por tanto felicitar a los responsables de esa concentración por haber conseguido atraer a los medios de una manera sencilla y solvente, con apenas casi gastos.

Pero no lo haré, porque en el terreno de la estética hay que ponderar muy bien los ingredientes a usar a la hora de hacer un cartel, una portada o un atrezzo, en este caso independentista y los que diseñaron la operación creo que pecaron de exceso puntos de atención y falta de mesura. Vamos por partes y señalaré que a más de uno le parecerá que me meto en camisas de once varas criticando desde el punto de vista estético un “producto” de origen catalán, siendo considerados éstos cuna vanguardista del diseño en España, o fuera de ella, según se vea. Y lo haré porque salta a la vista y oye por ser catalán no eres omnipotente. Además creo que es imprescindible para cualquier movimiento social cuidar los detalles de estilo, más aún en uno nacionalista donde el lugar que ocupan las ideas y reflexiones esta desplazado por los colores, banderas, estandartes y folclores que todo lo llenan.

En el soporte fotográfico destinado a la quema se ve unas fotos de los reyes como aquellas de los sellos que he hablado antaño. En ellas aparecen los monarcas con treinta añitos, hechos unos pincelitos. Las fotos son en blanco y negro, que dan un efecto de distancia en el tiempo horroroso dejando en el aire como si la monarquía versus república fuese tema del siglo pasado. Y lo que es peor de todo han sido colocadas al revés, (aposta claro, que no son tan tontos como para hacerlo sin darse cuenta) como los sellos en los sobres de los que no éramos monárquicos. En definitiva, mucho y demasiado mogollón para fijar la atención, no se debe sobrecargar el punto de mira y mucho menos teniendo que girar la cabeza para reconocer a quienes se está aplicando el metafórico castigo de enviar a la hoguera. La sencillez siempre es mucho más poderosa que el exceso de pompa y hubiera sido suficiente con quemar unas fotos actuales de los reyes, al derecho con la barbilla para abajo y la frente para arriba, a color y con la cara de sesentones que tienen ahora para catalizar y multiplicar el efecto explosivo. Tiene más potencial de escándalo entre el ciudadano medio español algo tan instantáneo que no haga falta pensar. Y para que veáis que llevo razón me he tomado la molestia de hacer un montaje, con los chirimbolos corregidos debidamente.

Asi no está bien del todo

Así no está mal, pero tampoco está bien
Así si Así mucho mejor ¿verdad?

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