BAJO LA ALFOMBRA por pepelozano
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Al Partido Popular le importa un bledo que De Juana Chaos viva o muera, esté en la calle o en la cárcel. A los Partidos le son indiferentes las personas. Aunque parezca sensibilizada la plana mayor y menor del PP con ciertas victimas del terrorismo, otrora también musas del chiste popular, como Irene Villa u Ortega Lara, es todo farsa y mentira. Todas las personas son utilizadas en la máquina de propaganda de los partidos y los gobiernos. Hoy he escuchado por la radio el combate de kickboxing entre Rubalcaba y Zaplana. Pecaré de rojete al decir que Rubalcaba ha dado la vuelta al ruedo y se ha llevado las orejas de Zaplana, pero es que así me lo ha parecido. Sin embargo el señorito mafioso de Valencia ha centrado su ofensiva en la máxima nazi de repetir una mentira tantas veces que se convierta en verdad, tal como ha venido haciendo el Partido Popular los últimos días, culminando con la marcha paletopatriota de éste sábado pasado.
Dejando constancia en el párrafo precedente de esa manipulación que fría y calculadamente hacen los grupos de poder de las desgracias ajenas voy a dar unas pinceladas sobre el fenómeno De Juana que esbozarán el diseño de marketing que desde la reacción se ha llevado adelante.

A modo introductorio hay que reconocer que éste malvado reúne las características indispensables para hacer de él lo que han hecho. A parte de asesino y esas cosas inherentes al terrorista que bien se precie, Iñaki es mordaz, altanero, impertinente y chulo. La información que de él nos dan los medios de comunicación no contiene casos de viejecitas a las que haya ayudado a cruzar la calle ni desesperadas mamás a las que ayuda a encontrar a su hijito perdido en el Carrefour, sino, aparte de sus atentados (los cuales yo no metería en su vida privada sino en el ejercicio de su profesión terrorista) nos cuentan de su intención de brindar con champán en la cárcel con motivo de un atentado o la salida de tono en vista oral de que “no había sitio para aparcar” el coche bomba que dejaron en un aparcamiento en Madrid. Probablemente cualquier otro etarra no diera tanto juego al papel de malo sin escarmiento ni arrepentimiento de la película que De Juana Chaos. Y es por eso, este personaje el que, junto con una atentografía (dicese de la exposición cronológica o currículo de los atentados que uno comete) mediana, pero rica en detalles y anécdotas, el que elije el Partido Popular como terrorista estrella a lanzar contra el partido que ha usurpado el gobierno de España.
Como todo buen astro necesitará de una imagen física singular y acorde con el papel a representar. Iñaki es de gesto adusto, fuerte y agrio. La importancia del físico es trascendental a la hora de promocionar un astro, ya sea en el campo de la música, el cine o, como en este caso, el imperio del mal. Voy a recurrir a una comparación para que tú, amigo lector, no te quedes con reserva alguna sobre lo que estoy diciendo: Si te acuerdas de Mario Conde, recordarás su porte, esa estampa impecable del que fuera tiburón adalid de la cultura del pelotazo en los ochenta. Mario Conde y De Juana Chaos no son solo parecidos físicamente, sino que parecen gemelos. Me he permitido buscar una foto del exbanquero y masón para que veas el asombroso parecido. Uno es guapo y atractivo y el otro horroroso y repulsivo, dependiendo de si quien lo mira es un pijo de Serrano o un gudari de Llodio. Y aquí justo llegamos al momento de reflexión pertinente. ¿Cómo dos personas tan parecidas en la cara puedan ser tan agradables o repugnantes según el circulo desde el que se vean?

Pinochet en sus últimos días, aún con su largo y dilatado historial de genocida, no aparentaba más maldad que el abuelito de Heidi y si le odiábamos era únicamente por su casi infinita atentografía, pero no por su carita de bonachón. Sin embargo a De Juana Chaos el pueblo español le odia por asesino y malvado, carnicero, terrorista en serie y encarnación de la inquina, la crueldad y el nacionalismo vasco. Y también porque tiene cara de cabrón. Aunque la cara de cabrón no es porque él la tenga de nacimiento, sino porque la prensa así nos lo ha mostrado, ya que su semblante es similar al del dandi de las finanzas D. Mario Conde.

Las imágenes del etarra en huelga de hambre fueron utilizadas por el MLNV para mostrar la crueldad de la opresión española en las carnes del preso que se ve abocado a prescindir de ellas como única forma de lucha.
Pero también fueron usadas con mayor puntería por la reacción española, para crear un icono del mal.
Recuerdo un debate en Tele Madrid en el que todos los que participaban eran de esta derecha escandalizada, irritante y gallita que hace tanto ruido últimamente. Detrás de los tertulianos había un collage de fotos de Juana Chaos que parecía sin exageración alguna, el cartel de promoción de una película de terror: Retocada en los colores y jugando con los claroscuros aparecía Iñaki emergiendo de la sulfúrica oscuridad con el gesto cadavérico, mirada envenenada y actitud desafiante. Daba miedo. Y estoy seguro que era eso lo que se buscaba. No solo mata guardia civiles sino que aterroriza a cualquiera que le mire a los ojos. Sin ir más lejos, como añadido a esa campaña de lanzamiento del villano ejemplar, en la prensa aparecen testimonios de enfermeros que aseguraban sentir pavor en su presencia y evitar mirarle a los ojos, como si por obra del mismo Satanás fuera a caer fulminado el que osase hacerlo.

En definitiva han creado al perfecto anticristo, encarnación sanguinaria del mal, el mismo diablo come niños. El malvado ideal contra el que protagonizar la cruzada española de los justos y los bondadosos de corazón.

El teatro está listo para comenzar, los buenos y los malos, los héroes y los villanos, los hobbit, los elfos y Saurón. Así mientras las portadas de los diarios y telediarios no hagan más que informar de la prisión atenuada del maligno, anécdota penitenciaria elevada a cuestión de estado, la máquina de la realidad continua el verdadero terror fuera del cine.

La representación es, como en muchos casos ha ocurrido, una mera cortina de humo que nos impide percibir los problemas reales. Y si no que le pregunten a cualquiera de los 1.600 trabajadores de la factoría de Delphi Automative Systems en Puerto real lo que les preocupa el rollo este del terrorismo.